Larga vida al efectivo

"El dinero en efectivo resiste sólidamente los envites de los más modernos sistemas de pago y sigue conviviendo con tarjetas chip, pagos móviles o dinero virtual, aunque los recién llegados ofrezcan mayor flexibilidad o trazabilidad en las transacciones. El efectivo no está sufriendo “el efecto casette”; una transición en pocos años que termina con su total desaparición. ¿Quién se acuerda ya de este soporte de plástico que albergaba una cinta que giraba alrededor de dos rodillos dentados? ¿Quién las sigue utilizando? Casi nadie. Muy lejos de ese horizonte, el dinero en metálico se emplea en más del 60% de las compraventas que se realizan en Europa actualmente. Y, en España, esta proporción aumenta hasta el 72%, según el Informe Europeo 2016 que elabora G4S. Su simplicidad, el hábito adquirido durante años y la sensación de seguridad que aporta son indiscutibles y explican a las claras su éxito. El manejo de efectivo nos inspira tranquilidad y parece inviable un mundo en el que no lo utilicemos en absoluto. Vivimos en un mundo más heterogéneo de métodos de pago, en el que los sistemas alternativos al metálico (e-money, transferencias o tarjetas) aumentan a un ritmo del 4,3%, desde 2009, a la vez que el efectivo extraído de cajeros también lo ha hecho incluso más, a una media del 6,95%, en ese mismo periodo. Es decir, ahora que hay más alternativas a nuestro alcance para pagar sin dinero, más billetes y monedas manejamos. Otra vez nos demuestra la experiencia que rara vez una novedad tecnológica desbanca totalmente un sistema anterior y que, en la mayoría de las ocasiones, coexisten sin problemas, se reparten el pastel y el usuario elige en cada momento el que prefiere. Desde luego, siempre habrá una opción favorita para determinado público, por razones culturales, de hábitos o edad, pero la mayoría decidirá en cada momento la solución más ajustada a cada momento o circunstancia. Y, en el futuro, el panorama puede cambiar tanto que es casi imposible aventurar un resultado. Todo apunta a que la oferta de medios de pago seguirá proliferando y se personalizará aún más, hasta que todos podamos elegir la que más se adapte a nuestras necesidades. Incluso, algún día, puede que haya un solo modelo que los englobe todos, un método universal que aporte la seguridad del efectivo y la trazabilidad digital, en una forma de pago única."