El BCE es tajante: la eliminación del dinero en efectivo perjudica a los más desfavorecidos

La eliminación del dinero en efectivo en los países comunitarios es contraria a los criterios de la Comisión Europea y del Banco Central Europeo (BCE), ya que vulnera los principios del Tratado de la Unión Europea, que indica que los billetes y monedas de euro son de curso legal y, por lo tanto, no pueden desaparecer. Un punto que la propia Comisión Europea ya aclaró en 2010, cuando aseguró que la aceptación de billetes y monedas debe ser lo habitual a la hora de realizar las compras del día a día en todo el territorio de la zona euro.

 

Diez años después, Europa ha vuelto a aclarar la posición del dinero en metálico en la eurozona tras la propuesta del Gobierno de España de ir eliminándolo progresivamente, una medida que finalmente ha sido descartada. El propio BCE ha indicado que limitar el uso del efectivo o favorecer su desaparición perjudicaría a los colectivos sociales más vulnerables, entre los que se encuentran los ancianos, los inmigrantes o los habitantes de las zonas rurales.

 

Muchas voces han defendido la permanencia del efectivo, como la del expresidente del BCE Mario Draghi, que ha advertido que acabar con el dinero en metálico supone un problema en supuestos como el fallo de las infraestructuras técnicas o el suministro eléctrico de los proveedores de servicios de pago.

 

Draghi también ha indicado que el efectivo es aceptado por todos los ciudadanos, ya que no requiere de cuenta bancaria ni de dispositivos adicionales y se utiliza para una amplia gama de operaciones en el día a día. Asimismo, es reconocido como un instrumento de pago seguro gracias a las tecnologías de seguridad que incorpora y se presenta como una solución para proteger la información personal y la privacidad de los usuarios. Sin olvidar que es rápido, facilita el control sobre el gasto y evita comisiones.