Consejos y recomendaciones de Prosegur para la campaña de rebajas

Madrid, 29 de junio de 2017.– Con la llegada de la temporada de rebajas, Prosegur ha elaborado una serie de recomendaciones para evitar las incidencias en los comercios. En función de la tipología se diferencian cinco grupos: robos, hurtos, estafas, carteristas y grupos organizados.

En primer lugar, la compañía señala que hay prestar atención a los indicios, conductas y comportamientos sospechosos. Por ejemplo, aquellas personas ubicadas en zonas con ángulos muertos, es decir, con escasa visibilidad o poca afluencia de público; personas con indumentaria fuera de lugar como abrigos voluminosos, pantalones bombachos o chándal cerrado hasta los tobillos; aquellas personas que hacen acopio excesivo de artículos, en especial ropa; o personas que prestan más atención a las cámaras de vigilancia, dependientes y personal de seguridad que a los artículos expuestos.

En cuanto a los robos, lo más habitual son los atracos en horarios próximos al cierre ya que es cuando más efectivo hay en la caja. También hay que mencionar la actividad de los aluniceros y la rotura de escaparates con mazas para sustraer todos los objetos expuestos en un tiempo mínimo.

En el caso de los hurtos, cabe destacar que la mayoría de los artículos que hay en las tiendas ya cuentan con alarmas. Por tanto, hay que prestar especial atención a las técnicas destinadas a inutilizar dispositivos de alarmas como son: empleo de imanes de gran potencia para desacoplar la etiqueta rígida del clavo metálico que sujeta la prenda; uso de mecheros con el fin de quemar la alarma; utilización de cutters o taladros y agujerear el dispositivo de seguridad para inutilizarlo; inhibidores de frecuencia que anulan la comunicación entre los dispositivos de alarma y sus detectores; o uso de ganzúas y otros artilugios. De todos ellos, es fácil encontrar en Internet tutoriales y recomendaciones sobre su uso y fabricación.

Igualmente, el papel de aluminio se usa con frecuencia para inhibir la activación de los dispositivos de las alarmas al franquear los arcos detectores que se colocan en los accesos a las tiendas. Bolsas y bolsos forrados en su interior por aluminio, cascos de moto, o sencillamente recubrir con papel aluminio el propio dispositivo de alarma, son prácticas que utilizan los ladrones.

Otra táctica muy habitual es utilizar el alarmado para provocar un descuido. Los ladrones entran en el establecimiento con una prenda con alarma; cuando esta se activa, le indican al personal de seguridad o de la tienda, que desconocen el motivo de la activación. Una vez realizado el hurto proceden a salir del recinto, sin levantar sospechas.

En lo referido a las estafas, los métodos más habituales a los que se enfrentan los comercios son los cambios de producto, la manipulación de etiquetado, el uso de tarjetas de crédito clonadas y/o robadas y el uso de billetes falsos. Por ejemplo, la devolución fraudulenta que consiste en adquirir un producto en un comercio de manera legal y, posteriormente, en otro comercio de la misma firma se coge el mismo artículo para devolverlo en la caja con el comprobante de compra del otro comercio. También es muy conocida la técnica del dos por uno que se basa en comprar un artículo de forma legal y entregárselo a un cómplice que sale de la tienda con el producto desalarmado. El “comprador” coge otra unidad del mismo artículo y cuando salta la alarma al pasar el arco de seguridad, presenta el ticket de compra “demostrando” así que lo ha adquirido de manera legal y consiguiendo, además, que el personal de tienda desalarme el artículo.

 

Cuidado con los carteristas

Los periodos en los que hay gran afluencia de público en las tiendas siguen siendo los preferidos por los carteristas. Actúan solos o en pareja y turistas, ancianos o personas acompañadas de sus hijos siguen siendo sus víctimas favoritas. Se desenvuelven con gran rapidez y evitan llamar la atención. Además, es frecuente que porten algún objeto en sus manos que utilizan a modo de muleta para ocultar los movimientos de sus manos o las de sus cómplices.

Por último, entre los que actúan en grupo, se clasifican en tres categorías fundamentalmente. Los ojeadores que son aquellos que tienen como misión estudiar los puntos débiles de las instalaciones así como los sistemas de seguridad. Los clasificadores son los que seleccionan y transportan la mercancía a lugares estratégicos -con poco tránsito y sin ángulo de visión de las cámaras de vigilancia- para posteriormente proceder a su sustracción. Y, los porteadores, encargados de sacar la mercancía del recinto comercial.

Con carácter general, tanto la presencia de personal del propio comercio como la de los vigilantes de seguridad, es la mejor forma de prevenir estas acciones. Asimismo, es indispensable para prevenir y detectar cualquier incidencia, no dar nada por supuesto y chequear siempre los saltos de alarma cada vez que se activen. Igualmente, en todas las ocasiones -aunque sean repetitivas- hay que comprobar la correspondencia de la identidad del DNI y la tarjeta de crédito, así como la autenticidad de los billetes.